jueves, 29 de marzo de 2012

CAMBIO AL MIEDO O MIEDO AL CAMBIO






CAMBIO AL MIEDO O MIEDO AL CAMBIO


¿Que sentiríamos si nuestra vida quedara estática por siempre?
¿Qué pasaría si siguiéramos funcionando una y otra vez de la misma manera? Si no cambiáramos de trabajo, de casa, de pareja, si no conociéramos gente nueva.
¿No sentiríamos un vació y una desazón difícil de sobrellevar? ¿No sentiríamos que la vida es realmente un sinsentido con toda la razón?
¿Qué es lo que tanto nos asusta de los cambios? Lo desconocido es lo que falta descubrir, tanto de nosotros mismos como del mundo que nos rodea. Aquello en lo que no incursionamos todavía nos da la adrenalina, la sabiduría y la energía para seguir convirtiéndonos en lo que ansiamos. Cambiar nos da la posibilidad de equivocarnos y de aprender de ello.
Desde que nacemos estamos cambiando inevitablemente. Pasamos por etapas, por experiencias, vamos así construyendo nuestra identidad a través de lo que nos es enseñado. ¿Qué pasaría si tuviéramos que quedarnos con TODO lo que nos enseñaron? Creo que todos tenemos cosas que agradecer a nuestros padres o a las personas que nos rodearon en nuestra vida sobretodo en los primeros años, pero así como aprendimos buenas cosas, también aprendimos cosas de las cuales queremos deshacernos después, o cosas que no elegimos para nuestra vida, que nos hacen funcionar de una manera que no es la que esperamos para nosotros. Si no tuviéramos la posibilidad de cambiar, tendríamos que quedarnos siendo quienes no queremos ser.
El cambio es una posibilidad que hay que agradecer, nos da libertad y responsabilidad sobre nuestra vida.
El mayor condicionante que tiene el cambio es el miedo. Muchas veces irracional, muchas veces neurótico. El miedo parte de las posibilidades catastróficas que nos imaginamos sobre las situaciones. ¿Cuál será el motivo por el cual las opciones que nos imaginamos ante los cambios suelen dejar de ser un balance para convertirse en negativas?
En la cultura oriental cambio significa oportunidad. Ambiguo, la palabra oportunidad no es ni mala ni buena. Pero a diferencia de nosotros, por lo menos avalan que el resultado sea positivo. Vivimos regocijados en papeles de victimas, siendo victimarios de nosotros mismos.
Cuando pensamos de esta manera solo atraemos problemas a nuestra vida y no oportunidades. Si pensamos que algo malo va a sucedernos, lo más factible es que nos suceda porque tenemos predisposición a esto, y porque estamos enfrentados con el cambio, y aunque sea la idea de que las cosas salgan mal ya era conocida.
No estamos preparados para el éxito de nuestra vida, no nos creemos merecedores de que las cosas nos salgan bien. Claramente que cuando emprendemos algo el objetivo es ser exitosos. Pero hay algo nuestro que siempre tiene la peor opción enfrente para después no sentirnos tan decepcionados.   
Cuando estamos en una pareja que no nos hace felices, la tendencia es aguantar y esperar con la ilusión de que cuando el otro cambie tendremos la pareja que esperamos. No solo depositamos el poder en la otra persona, haciéndola responsable de una situación en la cual tenemos una participación activa, sino que nos desentendemos de NUESTRA OPORTUNIDAD, probablemente si nosotros cambiamos generemos un cambio en el otro.
¿Cuánta gente vemos con profesiones por legado? ¿Cuántas personas quejándose de su jefe, de su pareja? Esto también es una elección y debemos ser conciente de ello.
Tomar nuevas elecciones y nuevos caminos en nuestra vida es el corolario de un proceso interno, de un despertar hacia otra manera de encarar nuestra vida.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario