El desencuentro
con el otro en el encuentro conmigo misma.
¿Que valores son los que manejan
las personas si cuando me soy fiel a mi misma los decepciono?
¿Cómo me quieren si cuando me
correspondo y me hago bien, a ellos los lastimo?
¿Será solo la época de transición
en la que algunos quedan atrás?,
Pero si mi vida se basa en cambio
y transición, eso significa que cíclicamente las personas irán fluctuando en mi
vida, quizás, una buena manera de no
sufrir por tal cosa es no poseer nunca a nadie, sino solo disfrutar su paso por
mi lado.
Será que el egoísmo esta mal
visto. Cuando es en realidad lo que nos ayuda a ser mejores con los demás.
¿Que efecto tiene la verdad sobre
la gente que nos rodea?
Claramente cuidar, ayudar y
ponerse a disposición de alguien para hacerlo sentir bien es un muy buen
sentimiento para nosotros mismos, pero cuando esta manera de manejarse se
vuelve lo cotidiano y lo constante, nos provoca a la larga una dependencia y
una búsqueda de personas necesitadas de afecto a las que intentamos “rescatar”.
El problema es que una vez que el
destinatario de nuestra buena fe recupera su confianza y soluciona sus
problemas, nuestra ayuda se le convierte en algo prescindible y hasta
agobiante. Ahí es donde nosotros perdemos la brújula e intentamos que la
persona a la que ayudamos siga necesitándonos, queremos que vuelva a depender.
Esto sucede un tiempo hasta que
el juego se hace visible, la otra parte comienza a alejarse, y nosotros
perdemos el sentido y el círculo comienza de nuevo en búsqueda de una nueva
victima.
Creo que lo más terrible de esta
manera de funcionar es que el vacío empieza a apoderarse de nosotros.
Nos ocupamos de alguien más para
no hacer frente a lo que tenemos que atender, nuestro interior. Pero necesariamente
me surge la pregunta:
¿Por qué no queremos hacernos
cargo de nosotros mismos?