PARA ESCUCHAR CON MUSICA
Vivaldi – winter
Acorralada en ese callejón sin salida diviso las sombras que
se acercan a mi mente como aguas danzantes que explotan en mis ojos temblorosos
de terror.
Me alejo, pero mi espalda recorre ese muro frío e
inalcanzable que mantiene mis pensamientos centrados.
Y no me dañan, y solo se acercan y bailan.
Mis músculos se relajan y empiezan a amanecer con su ritmo.
Pero se secan,
cual uvas en el invierno. Pequeñas caen sobre mi cuerpo y me
tiñen de sus colores. Apoderándose y pintando cada centímetro de mi ser.
Vivaldi- el otoño
Diciembre del año que amanecía lento entre las maderas de mi
ventana. El calor de mi cuerpo y mi respiración me impedían ver que era lo que
pasaba fuera.
Pequeños trozos de algodón se deslizaban en el aire,
desnudos, hacia abajo con la paz entre sus brazos.
En mis ojos absortos y lo que quedaba de mi cuerpo mi voz
hizo un esfuerzo invalido por manifestarse. Sabia que debía irme hacia algo
mejor, pero ese cuerpo inmóvil no necesito mas.
Y ahí estoy todavía, en el asombro de la ignorancia. Esa bella
ignorancia de la pureza que nos contuvo siempre.
Con mis 5 años a cuestas y muchos que no tengo.
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