La fidelidad sobrevaluada
¿Por qué decidimos de antemano
que uno de los valores fundamentales de una relación feliz es la fidelidad?
Muchas veces, cuando iniciamos una relación amorosa
establecemos como requisito la exclusividad de afecto. Requerimos de la otra
persona ser su centro de atención fundamental que encierre tantas cosas como se
pueda. Queremos ser su amigo, su padre, su madre, su protector y proveedor,
confidente, su amante, su cómplice, su mejor experiencia sexual, etc.
Cuanta responsabilidad en una
sola persona!!, como podemos pretender que ese ser, (con sus mejores virtudes y
sus mejores defectos) satisfaga tantos aspectos de nuestra vida. Cuanta
expectativa puesta en una sola persona para “hacernos felices”.
Pongámonos un
ejemplo y extrapolemos esta situación a otra.
Cuando uno es
chico y esta en el colegio. ¿cuántos amigos planea hacerse? ¿solo uno? Con el
que pueda jugar a las figuritas, a las escondidas, del que pueda copiarse
cuando no hizo la tarea, con el que se ría, con el que estudie. Yo me pregunto:
¿no suena un poco pretencioso? De hecho, si pensamos en la gente que nos
rodeaba y nos rodea probablemente encontremos que cada uno de ellos nos nutre
de una manera especial que no nos nutre otra persona. Lo mismo pasa a mi
criterio con las parejas. Si bien este aspecto de nuestra vida muchas veces
prepondera sobre otros, es solo una pata mas de las cuatro que posee la mesa.
¿por qué comportarnos de una manera tan diferente?
Quizás
pensamos que es necesario que la persona a la que le entregamos lo mas profundo
de nuestro ser y nuestros sentimientos mas vulnerables sea fiel a su cuidado
por nuestro bienestar. Pero ¿nos es acaso todo lo que tenemos parte de nuestro
ser y parte de nuestra vulnerabilidad?, quiero decir, ¿no es sagrada cada cosa
que entregamos por el solo hecho de pertenecernos?. Tendríamos que andar por la
vida enojados porque las personas no cumplen con la fidelidad que pedimos.
Suena bastante ridículo.
Creo que las
cosas no tienen que ver tanto con los actos sino con las intenciones que ellos
contienen. Y aunque a veces me ha servido de excusa, me apego fielmente a ello.
No creo que las infidelidades sean actos, creo que mas bien son sentimientos,
son sensaciones. Uno puede tener una experiencia sexual con una persona que no se
encuentre dentro de la pareja y no sentir engaño en absoluto. O puede tener una
simple charla con un desconocido y sentirse irresistiblemente atraída.
Si compartís
algo de estas ideas, y estas en una pareja con un compromiso de fidelidad
(sexualmente entendido) al que no te acoplaste, creo que la infidelidad no fue
cometida para con el otro, sino para con vos mismo.
Muchas veces
uno piensa que la individualidad es sinónimo de rareza y por ende de ser
apartado. Que ser uno mismo implica riesgos a no ser querido, y muchas veces
hay un respaldo muy valedero en esta aseveración. Pero, yo les pregunto, y me
pregunto a mi misma, ¿qué vale mas?, que te acepten y te quieran cuando vos ya
descubriste que no sos eso que ellos creen que sos, o que te quieran unos pocos
o muchos (probablemente nuevos) con los que no tenés que estresarte ni entrenar
discursos para compartir algo. Me aferro a la idea de que en la diversidad esta
la riqueza y de que en la individualidad esta parte de la felicidad que
buscamos.
Quizás haya
que transitar un largo camino para saber cuales son nuestros conceptos y
limites con respecto a la infidelidad, tendremos que dedicarnos tiempo y
respetarnos como en todo lo que vayamos descubriendo de nosotros mismos.
¿Te cuento un
ejemplo de infidelidad sobrevaluada?, quizás escuchaste una historia similar y
podamos entendernos mejor.
Una pareja X,
indistintos sexos, en una relación comprometida en donde la fidelidad es
condimento esencial. Tres años compartidos y un proyecto en común. No hay
indicios de que la pareja vaya a romperse, las aguas están calmas y corren en
su flujo normal. Una de las partes confiesa a la otra que tuvo relaciones
sexuales con una persona ajena. Y la parte “afectada” decide separase.
En un principio todo parece lo que
suele suceder y quizás hasta lo que nosotros haríamos, ¿no?.
Pero analicemos desde otro punto de
vista.
La parte afectada no estaba afectada
hasta que supo la situación, es decir, se sentía conforme con la pareja que
tenia, y por propia elección seguía construyendo este lazo. Por lo tanto la
parte infiel le estaba brindando a la hasta este momento no afectada lo que la
hacia sentir completa. Nunca dejo de dárselo por mas que haya estado con otra
persona... entonces, ¿qué es lo que cambia? , ¿se quiebra la confianza?, (fácil
de refutar) y la respuesta es: no, porque se lo esta contando y eso es un acto
de sinceridad. Entonces, ¿cuál es el motivo para destruir el lazo?, que la
persona afectada ve en la situación un detrimento a su ego. Pensemos cuantas
veces perdemos por el ego relaciones que nos hacen felices.
Con esto no
quiero decir que el tema tratado no sea delicado ni trato de restarle
importancia. Sino, que muchas veces actuamos con conceptos preestablecidos y ni
nos detenemos a analizar que es en realidad lo individualmente nos pasa. No nos
cuestionamos. No nos exploramos, es mucho mas aceptado contarle a alguien que
se separo porque le fueron infiel que explicar que las cosas en esencia no
cambiaron. No vemos la globalidad de las situaciones. Una pareja es un cúmulo
enorme de sentimientos, de situaciones, que no se resumen solo a un aspecto.
Una casa no pasa a ser inhabitable porque se caiga una pared. Quizás la tengas
que construir de nuevo, o probablemente aprendas a vivir en un ambiente mas
grande y mas aireado. Pero sigue ahí en todas sus otras partes.
Entiendo que
hay diferentes tipos de infidelidades, que algunas son dolorosas, y que no
puede medirse porque solo el que las siente puede explicarlas. Lo que trato de
hacer en esta manera diferente de encarar el tema es abrir el espectro y quizás
tener un segundo camino para tomar, o una visión mas panorámica.
Creo que así
como la solidaridad bien entendida empieza por casa, la infidelidad tiene que
ver más con uno mismo que con el otro. Cuando uno se es fiel y conoce sus
limitaciones y sus deseos y así los plantea no hay lugar a infidelidades.
Cuando uno plantea que relación pretende para sentirse bien (sea cual fuere) y
es honesto consigo mismo, no hay lugar a confusiones. Quiero decir, hay
personas para las cuales la fidelidad es condición excluyente a la hora de
formar una pareja, y es totalmente valedero, pero hay otras para las que no.
Controlar algo
es una de las cosas que aunque sintamos reales no existe. El otro es un ser
individual con todas las libertades que eso implica, y puede comprometerse a
ser totalmente fiel a una persona, pero el cambio es inevitable, el cambio es
lo único que no cambia, y por lo tanto debemos adecuarnos a el
indefectiblemente.